El sabor de las fresas ¿lo recuerda?
¿Se acuerda de la Comarca, señor Frodo? Será pronto primavera. Los huertos estarán todos en flor y en la avellaneda los pájaros tendrán listos sus nidos. Comenzará la siembra estival de la cebada en los bancales. La degustación de las primeras fresas con nata. El sabor de las fresas ¿lo recuerda?
Cita de la pelí El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey
- Las raíces chilenas de fresas
- En Europa no hay fresas grandes, pero las pequeñas sí que hay
- Un espía al servicio del Rey Sol
- Y así nació la fresa
- Frutilla – tesoro chileno
- Fresas en el punto de mira
- Fresas de la Comarca
- ¿Aún hambrientos?
*¿Cómo podéis conocer esta historia? CLICK
Por primera vez escribí sobre el origen de fresas para iberoameryka.com (en polaco). Hoy podéis aprender aún más sobre ellas, porque actualicé el artículo y lo enriquecí con algunos datos interesantes.
¡Qué lo paséis F R U C T U O S A M E N T E! 🙂
Las raíces chilenas de fresas
Al principio había una fresa silvestre. Y no una fresa como la conocemos hoy. Las fresas no aparecieron en la naturaleza hasta el siglo XVIII. Pero de eso hablaremos dentro de un momento. No nos adelantemos a los hechos. 🙂
No es nada fácil escribir en español sobre las fresas y sus antepasados. En español, dependiendo del contexto las palabras «fresa» y «frutilla» pueden usarse indistintamente o significar dos planatas diferentes a la vez. En polaco tenemos dos palabras completamente distintas para diferenciar dichas frutas. La poziomka es una fresa silvestre que podemos encontrar en los bosques. Y la truskawka es lo que nació en el siglo XVIII. Las truskawki son unas frutas comerciales vendidas en mercados y tiendas. Y las poziomki podemos recolectar paseando por el bosque o comprar en pocas cantidades de las personas que las recolectan. Ambas frutas podemos cultivar en macetas y huertos.
¿De dónde vienen las frutillas?
Los científicos sugieren que las frutillas «llegaron» a Norteamérica desde Asia hace aproximadamente 1,1 millones de años, y que las aves migratorias esparcieron sus semillas por el continente sudamericano. Y así llegamos a lo que hoy es Chile. Allí, la frutilla crecía originalmente de forma silvestre, pero con el tiempo fue domesticada, entre otros, por los mapuches.
En la lengua de los indios chilenos había palabras que distinguían claramente entre las frutillas silvestres y las cultivadas. Las silvestres, pequeñas y rojas, se llamaban llahuén, lahueñe o lahueñi, y las «domésticas», más grandes, blanquecinas o rosáceas, quellghein o kellén. Los indios cultivaban dichas fresas muchos siglos antes de la llegada de los españoles. Las consumían crudas o secas y preparaban con ellas medicinas y una bebida fermentada.
Los viajeros europeos mencionaban a menudo en sus crónicas estos extraordinarios frutos de color rosa pálido, a los que llamaban frutillar. El tamaño importa — el volumen de las fresas chilenas les impresionó. ¡Eran mucho más grandes que las conocidas en el Viejo Continente!
Gracias a los españoles, las fresas blancas llegaron a Perú y Ecuador, entre otros países, ya en la segunda mitad del siglo XVI. La colonización amplió su área de distribución y el cultivo fue mucho mayor que el de los nativos americanos.
En Europa no hay fresas grandes, pero las pequeñas sí que hay
Las frutillas ya eran conocidas por los antiguos. Las mencionan Ovidio, Virgilio o Plinio el Viejo. No fue una época dorada para estas frutas, ya que no existen grandes tratados ni poemas sobre ellas. Sin embargo, en el siglo XIV, los europeos notaron algo más en ellas. Ya no les bastaba con recoger frutillas en los bosques, sino que empezaron a cultivarlas alrededor de sus casas. El rey Carlos V de Francia ordenó plantar 1.200 plantones de estos frutos escarlata en el jardín de Versalles.
Al otro lado del Canal de la Mancha, más de un siglo después, el rey Enrique VIII de Inglaterra se interesaba por cosas ligeramente distintas a los cultivos. Durante su reinado, rompió con la Iglesia Católica para formar su propia Iglesia Anglicana, tuvo seis esposas, dos de las cuales mandó decapitar, y en su tiempo libre jugaba al tenis. Pero lo que le unió al monarca francés fue su amor por las frutillas. Se dice que ya en 1509 le daban de postre frutillas con nata. Dicen que este tentempié encantó al monarca y por eso se incluyó en el menú real.
La fresa silvestre también se sentía bien en la pintura. Está en la mano de la Virgen con una frutilla (2ª mitad del siglo XV), y también ha encontrado su sitio, entre otros lugares, en el Jardín del Paraíso del Maestro del Alto Rin (c. 1410) y en el Jardín de las Delicias del Bosco (c. 1500).
En el tríptico del Bosco, esta fruta aparece varias veces. El joven del centro de la obra, que muerde una fresa gigante, es particularmente impresionante. En realidad, sin embargo, los ejemplares europeos, aunque aromáticos, eran pequeños.
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Un espía al servicio del Rey Sol
Aún tuvo que pasar mucho tiempo para que naciera la fresa que conocemos muy bien. En 1711, el rey Luis XIV de Francia envió un espía al Nuevo Mundo. La guerra de sucesión española no le estaba saliendo bien. Por ello, envió a su compatriota Amédée François Frézier para que elaborara mapas detallados de los puertos y fortificaciones españoles frente a las costas de Perú y Chile.
La tarea de Frézier fue ejemplar y no perdió el tiempo en tonterías. Describió su viaje meticulosamente. En Europa, su relato del viaje se convirtió en un bestseller y fue traducido al inglés, alemán y holandés en tres años.
En las páginas de su obra admiró los frutos de kellén (quellghen) que había encontrado en las tierras del pueblo mapuche:
Se cultivan campos enteros de una especie de fresa […] diferente de la nuestra por sus hojas más redondeadas, más carnosas y más vellosas; sus frutos, por lo general, son grandes como una nuez y a veces como un huevo de gallina; son de un rojo blanquecino y de un gusto menos delicado que nuestras fresas del bosque. Entregué algunos pies al señor de Jussieu para el Jardín Real, donde se ocuparán de hacerlos fructificar.
A. F. Frézier, Relacion del viaje por el mar del sur
Frézier bautizó las plantas que encontró con el nombre de fragaria chiliensis para destacar su inusual aroma (del latín fragrans – fragante) y su origen chileno (un poco más tarde, Linneo cambió el segundo término por chiloensis).
Se dice que Frézier llevó a Francia algunos plantones de delicias chilenas. Los europeos aún esperaban cultivar frutas de gran tamaño. Desgraciadamente, los plantones importados no dieron fruto. Resultó que solo eran ejemplares femeninos. Y en aquella época aún no se conocía la teoría de la sexualidad de las plantas. Pero no todo estuvo perdido. Las plantas se reprodujeron vegetativamente con la ayuda de unos «bigotes» llamados rizomas, y se establecieron bien en su nueva ubicación.
Y así nació la fresa
Con el tiempo, las plántulas chilenas empezaron a dar fruto al cruzarse con otras especies de frutilla que crecían cerca. Luego, los cultivadores empezaron a comprender el juego de reproducción de fresas y cruzaban las distintas variedades. Pero la fruta seguía sin satisfacer: era pequeña y poco uniforme.
Fue entonces cuando intervino el joven botánico Antoine Nicolas Duchesne, que trabajaba en los jardines de Versalles. Fue el primero en realizar un estudio detallado de las plántulas de fresa. Hacia 1766, más de 50 años después del regreso de Frézier del Nuevo Mundo, Duchense cruzó la fresa chilena blanca y grande (fragaria chiloensis) con una variedad norteamericana de fresa de fruto pequeño y escarlata (fragaria virginiana).
Lo que este meticuloso joven consiguió, al final, satisfizo a los gourmets europeos. La fruta resultante tenía un aroma irresistible, era roja, uniforme y, sobre todo, G R A N D E. El propio Antoine bautizó a la recién creada especie Fragaria×ananassa, porque, en su opinión, el aroma de la fruta le recordaba al de la piña. Y así nació la fresa.
Frutilla – tesoro chileno
Los últimos años han demostrado que los chilenos han decidido cuidar su bien nacional. Se han puesto en marcha proyectos para recuperar el cultivo de frutilla blanca. Era abundante en el sur de Chile en la década de 1980, pero con el tiempo el cultivo empezó a desaparecer. Los agricultores locales participan en estos proyectos. Además, se están creando nuevos cruces y, en algunos casos, las plantas se han propagado por métodos in vitro. En los años 1990, incluso se organizaron estudios sobre la aparición contemporánea de las distintas variedades de fresa chilena. Según sus resultados, la variedad blanca era la más frecuente en las zonas costeras, pero rara vez se encontraba en estado silvestre.
Fresas en el punto de mira
La fresa blanca está conquistando el Internet
A principios del siglo XXI se produjo un retroceso hacia los colores originales de la fruta chilena. Agricultores holandeses, tras varios años de ensayo y error, cultivaron plantones de fresas blancas con semillas rojas. Su nombre popular, pineberry, está estrechamente relacionado con su sabor a piña. No es el resultado de una modificación genética, sino de un cruce natural de distintas variedades de fresa. Las fresas blancas, aunque visualmente atractivas y excepcionalmente sabrosas, no se cultivan mucho debido a su pequeño tamaño. Aunque sin duda están haciendo furor en la parte de comida de Internet.
Fresas con crema en Wimbledon
La combinación de fresas y nata ha conquistado los paladares de los británicos y se ha convertido en un símbolo de Wimbledon, que se juega cada año a finales de junio y principios de julio. Los principales proveedores de los ingredientes del postre deportivo son Hugh Lowe Farms, que lleva más de 25 años suministrando fresas a Wimbledon, y Rodda’s, que garantiza un suministro constante de crema densa y entera llamada clotted cream. Podéis leer más sobre las delicias del tenis aquí.
Probablemente, Enrique VIII no esperaba que el postre que probó se disfrutara durante los partidos de su deporte favorito. Es cierto que la frutilla silvestre cambió por la fresa, pero la idea sigue siendo la misma. Según la página web oficial de Wimbledon, ¡durante el torneo se consume una media de 200.000 raciones de esta delicia (también con una versión vegetal de crema)! Toda una cantidad, pero comparada con el guacamole de la Super Bowl, no es mucho.
Fresas de la Comarca
La relación de Chile y Virginia trajo la fresa al mundo. En Polonia es un símbolo de la llegada de primavera y verano. Las cestas repletas del aromático fruto aparecen tímida y lentamente en los puestos, deleitan los sentidos durante unas semanas y desaparecen de repente, solo para reaparecer el año que viene.
Tal vez el propio Tolkien, autor de El Señor de los Anillos, fuera un amante de las fresas, ya que les encontró un lugar en su saga:
Desde todo punto de vista, 1420 fue un gran año en la Comarca. […] Hubo tal cosecha de fruta que los jóvenes hobbits nadaban, por así decirlo, en fresas con crema […]
J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos. El Retorno del rey. La cita traducida del polaco por Monika Żukiewicz-Korolczuk
Y vosotros, ¿cómo os gusta comer las fresas? ¡Decídmelo en Instagram o FB!
¿Aún hambrientos?
Podéis encontrar más contenido de fresas aquí. CLIC
- Berries en Chile: situación actual y perspectivas, Santiago de Chile 2001, pp. 32-38, [acceso 19/05/2024].
- Céspedes L. C., Rescate y valorización de la frutilla blanca en el territorio de Nahuelbuta, Boletín INIA nº 363, Chillán, Chile, 2018, [acceso 19/05/2024].
- Chile: Recuperando un tesoro perdido, la frutilla blanca, [acceso 19/05/2024].
- Darrow J. M., The Strawberry. History, Breeding and Physiology, Nueva York, Chicago, San Francisco 1966.
- Descripción de variedades de frutillas o fresas, [acceso 19/05/2024].
- El curioso origen de las frutillas, [acceso 19/05/2024].
- Figueroa C. R., Concha C. M., Figueroa N. E., Tapia G, Frutilla chilena nativa. Fragaria chiloensis, 2018, [acceso 19/05/2024].
- Finn Ch. E., Retamales J. B., Lobos G. A., Hancock J. F., The Chilean Strawberry (Fragaria chiloensis): Over 1000 Years of Domestication, (en:) «HortScience», t. 48(4), 2013, pp. 418-421, [acceso 19/05/2024].
- Frezier A., Relacion del viaje por el mar del sur, wstęp G. Weinberg, tł. M. A. Guerin, Ayacucho 1982, [acceso 19/05/2024].
- Gay C., Historia física y política de Chile según documentos adquiridos en esta república durante doce años de residencia en ella y publicada bajo los auspicios del supremo gobierno, t. II, París 1844, pp. 305-307, [acceso 19/05/2024].
- History of Strawberry Domestication, [acceso 19/05/2024].
- Ibarra J. T., Caviedes J., Barreau A., Pessa N., Huertas familiares y comunitarias: cultivando soberanía alimentaria, 2019, pp. 52-53, [acceso 19/05/2024].
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- La frutilla blanca: Patrimonio agroalimentario de Chile, [acceso 19/05/2024].
- Lavín A., Del Pozo A., Maureira M., Distribución actual de Fragaria chiloensis (L.) Duch. en Chile, [acceso 19/05/2024].
- Lavín A., Maureira M., La Frutilla Chilena de fruto blanco, Cauquenes 2000, [acceso 19/05/2024].
- Lavín A., Maureira M., La frutilla nativa y su cultivo, (en:) “Tierra Adentro”, nº 47, 2002, pp. 16-19, [acceso 19/05/2024].
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- Łanuszka M., Madonna z poziomką, [acceso 19/05/2024].
- Informacje o obrazie Madonna z poziomką, [acceso 19/05/2024].
- Moesbach, P. E. W. de, Vida y costumbres de los índigenas araucanos en la segunda mitatd del siglo XIX, Santiago de Chile 1936, [acceso 19/05/2024].
- Página oficial de Wimbledon, [acceso 19/05/2024].
- Pineberries – all you need to know about these delicious tropical-tasting berries, [acceso 19/05/2024].
- Pineberry & Pineberries, [acceso 19/05/2024].
- Pineberry Questions & Answers, [acceso 19/05/2024].
- Por qué todas las frutillas que comemos se originaron en Chile, [acceso 19/05/2024].
- Prorok K., Po ziemi, po trawce, na słomce? – O poziomce w polskiej kulturze ludowej, (w:) «Prace Filologiczne», t. 75, parte 2, p. 195-209, [acceso 19/05/2024].
- Royal tennis at Hampton Court, [acceso 19/05/2024].
- Savani A., Wimbledon’s quintessential ingredient, [acceso 19/05/2024].
- Strawberries and cream – the story, [acceso 19/05/2024].
- Tolkien J.R.R., Władca Pierścieni. Powrót Króla, traducido por M. Skibniewska, Warszawa 2005.
- Ukleja J., Co w trawie trzeszczy, (en:) „Kuchnia. Magazyn dla smakoszy”, nº 05/2018, pp. 92-94.
- Venegas Hartung M., La madre de las frutillas del mundo, [acceso 19/05/2024].
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